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Arqueología Industrial. Baja Alpujarra. De las fundiciones reales a la fiebre minera

Adra y Berja son dos municipios representativos del Poniente Almeriense y guardan una importante huella minera del siglo XIX, primero con la minería del plomo y después del hierro. Sus manifestaciones son, no solo restos dispersos por las sierras de Gádor y Nevada, sino también una arquitectura burguesa ligada al beneficio minero, que guarda ejemplos especialmente interesantes en el casco urbano de Berja.

Este itinerario abarca únicamente dos municipios pero es rico y diverso, con elementos patrimoniales convertidos en equipamientos turísticos y señas de identidad local, como los restos de la antigua fundición de San Andrés (Adra), pero en otros casos son elementos en avanzada ruina, necesitados de una urgente actuación, como las fundiciones de Berja.

La novedad es incluir también una serie de viviendas burguesas representativas, donde las élites locales enriquecidas con la minería proyectan una imagen de ostentación del poder. Veremos varios ejemplos en una arteria fundamental de Berja, la calle Agua.

Torre de los Perdigones, símbolo de Adra © Fotografía: Andrés AguileraTorre de los Perdigones, símbolo de Adra © Fotografía: Andrés Aguilera

 

    • Lorenzo Cara Barrionuevo (Arqueólogo e Historiador), Javier Sánchez (Historiador del Arte y Técnico del Ayuntamiento de Adra), Valeriano Sánchez (Profesor e Investigador) y Antonio Campos (Director del C.V.E.H. de Berja)

    • Cogemos la autovía A-7 en dirección al Poniente y continuamos hasta Adra, cogiendo la salida 389 para llegar al centro urbano y específicamente la zona portuaria y el Club Náutico, pues enfrente está el Punto de Información Turística y el Centro de Interpretación de la Pesca. Constituye nuestra primera parada, pero en realidad muy cerca tenemos varios elementos que formaron parte de la antigua fundición de San Andrés (Torre de los Perdigones, Fábrica del Vinagre y Torre del Humo), además del Refugio de la Guerra Civil, situado bajo la Torre de Perdigones.

      El acceso al Museo Municipal requiere movernos en coche pues debemos coger el eje principal de comunicación de Adra, la calle Natalio Rivas, después transformada en carretera de Almería, para desviarnos a la Plaza de San Sebastián, junto a la ermita del mismo nombre.

      Terminada la ruta por Adra retornamos a Levante  y cogemos la salida 406 hacia El Ejido y después la A-358 en dirección a Berja y La Alpujarra.

      Una vez que hemos pasado el primer acceso a Berja nos desviamos por la AL-5401 en dirección a Castala. A aproximadamente dos kms a la derecha, y al otro lado de la rambla de Julbina, reconocemos los restos de la antigua fundición del Peñón de la Rata en la ladera de la montaña y una línea ascendiendo, en correspondencia con la galería de condensación.

      Viviendas burguesas con el típico lucernario sobresaliendo en altura, en el centro urbano de Berja © Fotografía: Pako ManzanoViviendas burguesas con el típico lucernario sobresaliendo en altura, en el centro urbano de Berja © Fotografía: Pako Manzano

      Volvemos a la A-358 y continuamos hacia el Norte, tomando la siguiente salida hacia la A-347. Justo en la rotonda de salida y junto a la gasolinera, realizamos el acceso a pie avanzando por la rambla unos 100 m y giramos a la izquierda para llegar por un sendero, tras unos 200 m, a la chimenea de la antigua fundición Buenos Aires.

      Posteriormente nuestra meta será el centro urbano de Berja y especialmente la calle Agua. Se sitúa cerca de la Plaza de la Constitución y es una importante arteria con viviendas burguesas levantadas por personas enriquecidas con la minería durante el siglo XIX. De cualquier manera debemos disfrutar de un tranquilo paseo por el Centro Histórico de la localidad.

       

Programa

 

    • CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA PESCA

      El mar y Adra han estado históricamente vinculados y era necesario recoger en un equipamiento cultural y turístico ese hermanamiento. No por casualidad el eslogan local es “Adra. 3000 años dominando el mar”. Aunque no pertenece al ámbito temático de nuestro itinerario no podemos pasar esta oportunidad, y, además, la azotea del edificio nos permitirá identificar  tanto el conjunto portuario como los restos de la antigua fundición San Andrés.

      Centro de Interpretación de la Pesca y Oficina de Turismo de Adra © Fotografía: Andrés AguileraCentro de Interpretación de la Pesca y Oficina de Turismo de Adra © Fotografía: Andrés Aguilera

      En la planta baja un documental sirve para conocer la historia de Adra desde su fundación a la actualidad. En la primera planta la Sala del Mar recoge todo el proceso y evolución que se vive en torno a la pesca en Adra desde el más remoto pasado y se muestra al visitante diferentes embarcaciones que se han usado a lo largo de la historia, desde los barcos de remo o vela que introdujeron los navegantes fenicios hasta la traíña actual. Además, mediante objetos reales tales como botas, guantes, redes, nasas, potes, palangres, un radar o un sextante, el visitante tendrá  la oportunidad de conocer de cerca los instrumentos que utiliza un pescador para llevar a cabo su faena diaria.

      La Sala de Adra de la segunda planta está dedicada a la temática de la lonja y las conserveras, así  como a la gastronomía y las tradiciones.

    • REFUGIOS DE LA GUERRA CIVIL

    • Bajo la Torre de los Perdigones podemos visitar un refugio de la Guerra Civil recientemente recuperado para la visita turística (hay alguno más cercano). Efectivamente la galería original servía para acceder al pozo donde caían los perdigones y durante la Guerra Civil se amplió para proteger a los abderitanos de los bombardeos. Consiste en una galería excavada en la roca de pizarra con una planta en forma de U, con dos bocas de entrada y 96 m de longitud y escasos dos metros de ancho. La sensación es estar en una mina y en un lugar misterioso, pero realmente importa la memoria histórica, aportada por una serie de paneles interpretativos ubicados en la galería de acceso.

      Interior del Refugio bajo la Torre de los Perdigones © Fotografía: Andrés AguileraInterior del Refugio bajo la Torre de los Perdigones © Fotografía: Andrés Aguilera

      Durante la Guerra Civil Adra permaneció en la zona controlada por el Frente Popular. La caída de Málaga, el 8 de febrero de 1937, y de la mayor parte de la costa granadina, situó la línea del frente a tan sólo 38 km. de Adra, lo que motivó un bombardeo aéreo que provocó numerosas muertes y la necesidad de construir refugios antiaéreos.

      Detalle de la galería del refugio © Fotografía: Andrés AguileraDetalle de la galería del refugio © Fotografía: Andrés Aguilera


      ANTIGUA FUNDICIÓN DE SAN ANDRÉS O CASA GRANDE  

      Los restos dispersos todavía reconocibles (Torre de los Perdigones, Fábrica del Vinagre y Torre del Humo) corresponden a la fundición de plomo denominada Heredia, o también Casa Grande de Adra (a diferencia de otras fabriquillas o pequeñas instalaciones), pionera de la Revolución Industrial en España, que llegó a producir 37.000 tns anuales en el  periodo 1837-1839, producto de la transformación del mineral extraído en las cercanas minas de la sierra de Gádor.

      En 1821 William Kirpatrick, representante de la empresa malagueña Rein y Cía compra la finca y en 1822 abre la fundición de plomo, pero con hornos castellanos antiguos (como la fundición de Alcora, en Canjáyar), que fueron sustituidos en 1824 con la segunda máquina de vapor instalada en España para triturar el mineral y dar viento a los hornos. Sin embargo en 1833 quiebra tempranamente por un exceso de producción alpujarreña que hundió los precios.

      Reconstrucción idealizada del conjunto de instalaciones de la fundición San AndrésReconstrucción idealizada del conjunto de instalaciones de la fundición San Andrés

      En 1837 la fundición fue adquirida por Manuel Agustín Heredia Martínez en el día de San Andrés, de ahí el nombre de la fábrica. Este era uno de los grandes impulsores del desarrollo industrial del sur peninsular y propietario de cinco fundiciones repartidas por toda España. La de Adra fue la mas moderna de España y permitió que nuestro país fuera el segundo productor de plomo de Europa.

      El plomo elaborado era exportado a Francia e Inglaterra especialmente en barras, planchas, tubos y perdigones, producto este último que daría nombre a la célebre torre convertida en símbolo del municipio de Adra. Su embarque se realizaba en un muelle en la playa, anterior al actual puerto. La empresa se convirtió en una auténtica fábrica manufacturera de plomo y no en una simple fundición.

      El destino del metal obtenido era muy diverso: cañerías, cubrimiento de tejados, pinturas, municiones, fabricación de cristales y esmaltes, alfarería... El incremento de la producción mundial y el descenso del valor del plomo a mediados de siglo incrementó su consumo en Europa, aunque el nacional era muy escaso, símbolo del escaso desarrollo económico.

    • TORRE DE LOS PERDIGONES Y TORRE DEL HUMO

      Es el símbolo de Adra y se construyó para fabricar los perdigones. El proceso de elaboración consistía en fundir el plomo y dejarlo caer a través de una criba. Las gotas de plomo, que tomaban una forma esférica, se iban enfriando mientras caían (gracias en parte a la ventilación que proporcionaban las ventanas de la torre) hasta un pozo con agua situado en el fondo, donde terminaban de solidificarse. Tiene 45 m de altura y 19 de profundidad (equivalente a un edificio actual de 22 plantas).

      También se ha conservado la Fábrica del Vinagre o edificio administrativo de la empresa minera.

      Panorámica con la Torre de Perdigones y la Fábrica del Vinagre © Fotografía: Andrés AguileraPanorámica con la Torre de Perdigones y la Fábrica del Vinagre © Fotografía: Andrés Aguilera

      Con el objetivo de intentar erradicar la enfermedad del "emplomamiento", que causaba graves degeneraciones neuronales y la muerte (pocos mineros del plomo vivían más allá de los 40 años), se construyó un túnel que conectaban los hornos con la Torre del Humo, una chimenea de 29 metros de altura situada fuera del casco urbano, por donde los gases eran expulsados. De hecho, en Adra se cuenta que los gusanos de seda (industria tradicionalmente muy importante en esta zona) acabaron desapareciendo porque las partículas de plomo impregnaban las hojas de las moreras, alimento de estos gusanos, los cuales acababan muriendo.

      Desgraciadamente, todos los edificios de la fundición fueron derribados a finales del pasado siglo XX, solo conservándose estos escasos restos. Era otra mentalidad en relación con el patrimonio histórico.

      Torre del Humo © Fotografía: Andrés AguileraTorre del Humo © Fotografía: Andrés Aguilera

      MUSEO DE ADRA 

      Instalado junto al Molino del Lugar (antigua almazara reconvertida en espacio interpretativo) y la ermita de San Sebastián, este edificio de principios del siglo XIX fue una antigua casa señorial con patio porticado.

      La planta baja cuenta con un punto de información turística, un espacio para exposiciones temporales y dos salas dedicadas a la “Tradición y vanguardia en el arte español”, mostrando pinturas de Miguel Pineda, Martínez de la Vega y Antonio Bedmar, mientras que la vanguardia histórica está representada mediante obra gráfica de Pablo Picasso, Rafael Alberti, Antonio Saura y Federico Castellón. También cuenta con dibujos de Jesús de Perceval y esculturas de Pedro Gilabert. La primera planta alberga “La Viva Historia de las Albuferas”, uno de los pocos humedales que aún sobreviven en el sudeste español.

       

    • Museo de Adra © Fotografía: Andrés AguileraMuseo de Adra © Fotografía: Andrés Aguilera
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    • El siglo XIX marca el esplendor minero de la Sierra de Gádor durante la primera mitad del siglo gracias a la explotación del plomo, surgida al amparo de la liberal ley minera de 1825, permitiendo la explotación del subsuelo. La prohibición de exportarlo en bruto permitió una paralela actividad metalúrgica, reflejada en boliches o pequeñas fundiciones artesanales, cuyos restos todavía hoy salpican la sierra. Esta riqueza permitió la reconstrucción de una localidad gravemente afectada por el violento terremoto de 1804, y se reflejará en un esplendor arquitectónico y urbanístico que debemos conocer y disfrutar.

    • La contrapartida ecológica será una catastrófica desforestación de nuestros montes (encinas, pinos, esparto… desaparecen como combustible de los hornos) y el emplomamiento de los mineros (el cólico saturnino).

    • FUNDICIÓN DE PLOMO DEL PEÑÓN DE LA RATA

    • Fundición del Peñón de la Rata. Vista general © Fotografía: Paco BonillaFundición del Peñón de la Rata. Vista general © Fotografía: Paco Bonilla

      Estamos en un paisaje sugerente dominado por la impresionante cresta del Peñón de la Rata. Esta actividad minera de la Sierra de Gádor se diferencia de la visitada anteriormente en el Levante por su larga memoria histórica (se remonta a la Antigüedad), autóctona (ligada a la burguesía local), rudimentaria (boliches con pequeños hornos para fundir el plomo), vetas de plomo a poca profundidad (apenas de 10 a 40 m) y altamente especulativa (grandes campesinos convertidos en especuladores a la búsqueda del negocio fácil).

      En esta fundición podemos apreciar en primer término un horno castellano o reverbero del país del siglo XVIII con su estructura cuadrangular troncopiramidal. Detrás reconocemos, de izquierda a derecha, la vivienda del encargado, una nave para albergar los tres hornos ingleses de la fundición, además de balsa, calera y corrales.

      . Detalle de los restos de las instalaciones © Fotografía: Lorenzo CaraDetalle de los restos de las instalaciones © Fotografía: Lorenzo Cara

      La chimenea que se levantaba sobre el cortado rocoso y que sacaba los contaminantes humos, además de permitir condensar las partículas de plomo en sus paredes, casi ha desaparecido, aunque se reconoce el alambique o laberinto de galerías ascendiendo por la pendiente de la montaña hasta la chimenea superior.

    • FUNDICIÓN BUENOS AIRES

    • Su nombre recuerda, sarcásticamente, los nocivos gases de la chimenea, el único elemento que perdura, además del tiro de humo o galería de condensación desde la fundición hasta la chimenea. El resto de las instalaciones es el solar hoy ocupado por esta pequeña barriada de Buenos Aires.

      La fundición estuvo funcionando hasta principios del siglo pasado y contaba con varios edificios, como almacén de minerales y carbones, dos hornos ingleses, balsa y diversas dependencias para los empleados. Pero esto es hoy solo recuerdo.

      Chimenea de la antigua fundición  © Fotografía: Lorenzo CaraChimenea de la antigua fundición  © Fotografía: Lorenzo Cara

    • VIVIENDAS BURGUESAS DE LA CALLE AGUA

    • Berja se convertirá en uno de los principales núcleos urbanos de la provincia (pasa de 5.009 habitantes en 1787 a 13.502 en 1887), con el aspecto de una pequeña ciudad que llegó a competir con Almería como capital provincial, gracias a las viviendas levantadas por la rica burguesía local, además de una serie de edificios y equipamientos públicos, como mercado, teatro, casino, plaza de toros o paseos, como el de Cervantes.

      El crecimiento del vecindario y el auge de una burguesía enriquecida con la actividad minera determinan la prolongación de antiguas calles, como esta del Agua (creada por repobladores cristianos en el siglo XVI) hasta el paseo Cervantes. Su nombre recuerda el discurrir debajo una acequia principal que abastece la zona sur de la población. Ahora se convertirá en el escenario privilegiado para que terratenientes y burgueses levanten sus casas-palacio desde el siglo XVIII al hilo de las nuevas expectativas económicas.

      Perspectiva de la calle Agua  © Fotografía: Pako ManzanoPerspectiva de la calle Agua  © Fotografía: Pako Manzano

      Aquí, efectivamente, podemos encontrar viviendas señoriales del siglo XVIII que deben reflejar la condición social de los propietarios, como refleja el número 57, la casa de los Villalobos. La fachada responde a la tipología barroca de desarrollo horizontal, con vanos recortando limpiamente el muro dentro de una disposición simétrica y clasicista, pero centrándose en la portada como elemento de prestigio, además del uso de la rejería en hierro forjado, con el clásico balcón central en la primera planta, sostenido con tornapuntas de amplio desarrollo. El remate de la fachada es una desarrollada y saliente cornisa.

      El interior se organiza en torno a un patio descubierto con galería de madera, similar a otros ejemplos de Fondón y Laujar con la misma cronología.

      Vivienda señorial barroca en el nº 57 © Fotografía: Pako ManzanoVivienda señorial barroca en el nº 57 © Fotografía: Pako Manzano

      En cambio el nº 61 refleja una opción más popular y rural, con solo dos alturas y un diseño más sencillo, pero donde destaca la soberbia y rústica puerta tachonada de  clavos y encuadrada en un recercamiento cajeado de piedra oscura, que refuerza visualmente la sencilla portada.

    • CASA DEL MOLINO DEL PERRILLO (NÚMERO 39 Y 41)

    • Quizás constituya el ejemplo más monumental de la arquitectura doméstica y burguesa virgitana surgida al amparo de esa riqueza minera. Su nombre deriva de albergar abajo en la esquina un molino harinero que adoptaba su nombre por una antigua fuente con esta figura de un perro (estuvo allí hasta 1927).

      Casa del Molino del Perrillo © Fotografía: Pako ManzanoCasa del Molino del Perrillo © Fotografía: Pako Manzano

      Es la inmensa vivienda levantada en 1863 por Gregorio Lupión, un rico propietario de minas que promueve este bloque de tres plantas y ático retranqueado, acorde con su estatus económico. Ello se refleja en la caprichosa y rica rejería de forja protegiendo sus numerosos vanos recercados, la piedra caliza y gris del zócalo de base, la esquina o el recercamiento de los huecos o la monumental cornisa de remate. Interiormente un enorme patio de luces, la disposición de variados y bellos suelos de baldosa hidráulica, o elegantes columnas de mármol oscuro sosteniendo el cuerpo de la escalera, potencian el prestigio social de los propietarios. Próximamente será rehabilitado como centro cultural de la localidad.

      La rejería tenía una gran importancia en las viejas casonas señoriales, pero ahora alcanza una gran expresividad. La burguesía, en sustitución de la heráldica, encuentra en los herrajes de sus mansiones urbanas un medio expresivo de su nueva situación social y económica, y recurre a espectaculares diseño con profusión de formas curvas, espirales y mixtilíneas. El desarrollo de la técnica del hierro colado abaratará los costes y difundirá aún más su uso.

      Detalle de la reja de una ventana © Fotografía: Pako ManzanoDetalle de la reja de una ventana © Fotografía: Pako Manzano

      CASA DE LOS JOYA (NÚMERO 55)

    • Pocas veces un hotel esconde un rico pasado. Perteneciente a la familia Joya ha sido recientemente rehabilitada para su conversión en el actual hotel Casa Palaciega, pero conserva gran parte de original diseño exterior. Presenta tres alturas y cinco huecos por planta, recercados y con arco rebajado de remate, destacando especialmente el recercamiento pétreo de la portada principal y el acceso de carruajes, o las ménsulas que, a modo de modillones, parecen sostener el alero saliente. Son elementos de monumentalidad y prestigio que definen la arquitectura burguesa virgitana.

      Hotel Casa Palaciega (antigua Casa de los Joya) © Fotografía: Pako ManzanoHotel Casa Palaciega (antigua Casa de los Joya) © Fotografía: Pako Manzano

    • CASA DE D. JERÓNIMO VILLALOBOS (PLACETA DE LA CRUZ, A CONTINUACIÓN DE LA CALLE AGUA)
    • Dominando la Placeta de la Cruz se sitúa esta vivienda levantada por el rico propietario de minas Lorenzo Gallardo Tovar (1856-1925), político y senador, que será uno de los líderes del distrito virgitano durante la Restauración. Será heredada por su sobrino Jerónimo Villalobos Gallardo (1876-1948), que dará nombre a la vivienda y desarrollará una intensa actividad política durante el primer tercio del siglo XX como diputado, presidente provincial del partido republicano y alcalde de Berja durante la Segunda República.

      El edificio ha sido restaurado recientemente por el Ayuntamiento para albergar distintas oficinas municipales.

      La composición de la fachada responde a los modelos burgueses de organización en tres niveles de altura (zócalo, cuerpo central de pisos y cornisa), altura decreciente de los huecos, y distribución regular y simétrica de los vanos con arreglo a los criterios clasicistas del momento.

      La majestuosidad de la vivienda se subraya al contar con un jardín cerrado con un alto muro, que individualiza y aísla el inmueble, con acceso trasero para carruajes y servidumbre.

      Casa de Jerónimo Villalobos © Fotografía: Pako ManzanoCasa de Jerónimo Villalobos © Fotografía: Pako Manzano

      El interior se organiza en torno a un monumental casetón o patio de luces, con una enorme galería perimetral en la planta alta, sostenida por cuatro soberbias columnas de mármol negro de Balsaplata en las esquinas, que aportan una innegable solemnidad y representatividad a la vivienda.

       

Galería

Torre de los perdigones Fotografía de Paco Bonilla
Torre de los perdigones desde el museo de la pesca en Adra ©Paco Bonilla
Exposición permanente en el Museo de Adra ©M Navarro
Exposición permanente en el Museo de Adra ©M Navarro
Exposición permanente en el Museo de Adra© Paco bonilla
Peñón de la rata ©Paco Bonilla
Plaza del Ayuntamiento de Berja © Paco Bonilla
Plaza del Ayuntamiento de Berja ©Paco Bonilla
Detalle fachada casa palaciega en Berja © Paco Bonilla
Detalle balcón casa palaciega en Berja ©Paco Bonilla
Interior casa palaciega en Berja ©Paco Bonilla
Interior casa palaciega en Berja ©María Navarro
Calle de Berja al atardecer ©Paco Bonilla
Casa de la cultura en Berja ©Paco Bonilla
Paseo de la alameda en Berja ©Paco Bonilla

 

 

Itinerarios Culturales